domingo, 16 de agosto de 2015

Angel o demonio Capìtulo 1




Capítulo 1

-Clase de matemáticas, que aburrido.- dijo Edward mientras bostezaba y veía hacia la cancha donde  la clase A-7 recibía clase educación física
-quisiera estar en casa justo ahora.- pensó.
Desde hace mucho Edward había tenido la habilidad de moverse a la velocidad de la luz cuando quería, y cuando eso ocurría todo a su alrededor se detenía, entonces Edward tomó sus cosas y se fue
Nadie se dio cuenta que se había ido, había hecho esto tantas veces que todos le llamaban ''El chico fantasma''

se detuvo fuera de la escuela y se fue lentamente caminando, pensando en tantas cosas que lo aquejaban, entonces decidió no ir a casa todavía, y se dirigió a la orilla de un río tomó un par de piedras y se dispuso a lanzarlas al agua haciendo que rebotaran dos o tres veces en el agua para al final sumergirse en el fondo del río, estaba tan ocupado en esto que no se dio cuenta que una chica se dirigió hacia él, recogió unas cuantas piedras e hizo lo mismo que Edward, haciendo llegar más lejos las piedras antes que estas se sumergieran en el agua.
-Eres muy débil.- dijo ella mofándose un poco -que haces aquí, deberías estar estudiando ¿te fugaste?-preguntó de manera muy natural como si hablara con alguien que conociera desde hace mucho tiempo
-Ah, tu quien eres.- respondió Edward mientras se mostraba indiferente a ella
-sí, disculpa que tonta soy.- dijo ella mientras sonreía y se frotaba la parte anterior de la cabeza en señal de vergüenza. -Soy Angélica, pero puedes llámame.- se quedó pensando unos segundos -Angélica, dime Angélica.-
Logró sacarle una sonrisa a Edward 
-yo me llamo Edward.
-¿Edward? qué bonito nombre, ¿qué haces aquí? ¿Por qué estás con uniforme?
-sí que haces preguntas.- dijo Edward mientras se dirigía a una pequeña banca de madera que había ahí cerca -vamos a sentarnos Angélica.- dijo mientras le señalaba la banca
Empezaron una conversación muy amena, cualquiera diría que se conocían desde pequeños
Congeniaron tanto que no sintieron el pasar del tiempo, cuando se dieron cuenta ya estaba atardeciendo
-Ya tengo que irme.- dijo Angélica, se levantó, tomó su mochila se dio la vuelta y empezó a caminar, pero Edward tomó su mano entonces Angélica volteó la mirada hacia el
-¿nos podemos ver de nuevo?- preguntó y soltó su mano
-claro, nos vemos aquí mañana a la misma hora.
 Entonces Edward también regresó a casa caminando despacio, con la mirada puesta en el suelo, con su mochila en una mano, pensando en aquella chica, mientras que la brisa de primavera acariciaba sus mejillas y las flores de los árboles de cerezo caían como una lluvia de pétalos color rosa
 Al llegar a casa se dio cuenta que no había nadie, y eso era algo normal para él, ya que sus padres nunca le habían dado cariño, siempre estaban trabajando y llegaban hasta muy noche cuando Edward ya dormía, pero ya no le importaba eso ahora, a sus 16 años había aprendido a vivir solo, estaba preparado para cualquier cosa.
Fue a comprar algo para cenar y luego  se fue a dormir
Esa noche tuvo un sueño en el cual veía una luz, y en caminando hacia ella veía a sus padres que lo llamaban –Edward ven con nosotros, no te quedes ahí, es un lindo lugar.- pero él no podía seguirlos y no porque no quisiera, sino porque habían unas manos que lo tomaban impidiéndole ir hacia ellos; sus padres seguían su camino  y se perdían en la brillantez de la luz, cada vez la luz se hacía más tenue y Edward quedaba sumergido en total oscuridad; luego despertaba en otro sueño, se veía a él y a sus padres sentados a la mesa cenando, luego volteaba a su lado y veía a alguien, no veía su rostro, pero su cabello era largo, era una chica.
De pronto la alarma sonó, Edward despertó y la apagó de un golpe, eran las 6:00. Recordó lo que le había dicho a Angélica; Por primera vez estaba emocionado por encontrarse con alguien, le había parecido una buena chica así que se bañó se puso el uniforme y se fue a la escuela.
Cuando iba por el camino se encontró a un amigo
–oye, que te pasa, te noto raro.
-¿a qué te refieres? Preguntó  Edward
-no mejor olvídalo- respondió su amigo
Llegaron a la escuela y las clases empezaron normalmente con la única diferencia que esta vez Edward si estaba poniendo atención a ellas
-¿qué le pasará a Edward?- se preguntaban todos en la clase, hasta los profesores se veían muy sorprendidos al verlo tan entusiasmado, pero ni él mismo se explicaba como una persona que acababa de conocer lo podía entusiasmar tanto, había algo en ella que lo hizo cambiar, pero ¿qué era?
Edward había decidido irse a la hora del almuerzo de la escuela, ya habría copiado todas las clases de la mañana después de todo, y así lo hizo, a la hora del almuerzo se tomó sus cosas y se fue, llegaría un poco más temprano que ayer, así que decidió caminar lento, le parecía conocer a Angélica desde hace mucho tiempo, pero tardaría mucho en saber dónde, desde aquel suceso no recordaba nada de lo que había pasado y cuando intentaba recordar algo había un bloqueo mental que hacía que le diera un dolor de cabeza horrible.
Por fin había llegado, a lo lejos vio a Angélica acurrucada viendo la transparencia del agua mientras la acariciaba con la mano derecha, Edward no esperaba verla ahí todavía ya que ayer se habían encontrado más tarde, pero bien, se dirigió hacia ella
-Hola ¿llegaste hace mucho?- preguntó Edward; Angélica se volteó y se levantó              -¡Hola! Llegas temprano- dijo a Edward mientras se secaba la mano mojada en la falda. –Ah si- respondió Edward –ya no tenía clases- continuó diciendo                                                                                                                                                                                        -Estás seguro que no te fugaste- dijo Angélica mientras lo veía con una mirada acusadora. –si, no te preocupes por eso- respondió Edward. –Bueno.- dijo Angélica y caminó por la orilla del río, avanzó unos metros y al ver que Edward no lo seguía se dio la vuelta –Ven vamos a dar un paseo.- se dio la vuelta y siguió caminando –Date prisa.- dijo pero esta vez sin voltear a ver.                                                                               Edward hizo caso a lo que Angélica le dijo y fue con ella, la arena se metía entre sus zapatos, pero trataba de ignorarlo y seguía caminando. Habría un silencio total si no fuera por las cigarras que lo rompían -¿por qué no te los quitas?- preguntó Angélica; Edward no sabía a qué se refería -¿De qué hablas?- Preguntó  –Los zapatos ¿por qué no te los quitas? Se ve que te molestan- respondió Angélica. Edward vio los pies de Angélica y estaban desnudos, no se había dado cuenta, entonces se agachó y desató sus agujetas y se sacó los zapatos y los calcetines quedando descalzo como ella. –Se siente bien la arena entre tus dedos ¿no?- Dijo Angélica mientras pateaba la arena como a un balón de fútbol. –si se siente bien. Respondió Edward. –Es lindo el canto de las cigarras. Me recuerdan que la estación pronto va a terminar y luego viene el otoño, luego el invierno, luego el verano, luego la primavera y así sucesivamente, es un circulo de nunca acabar pero aun así, aunque se repiten todas las estaciones nunca me aburro de ellas porque cada uno tiene lo suyo, en invierno puedes hacer muñecos de nieve, jugar con tus amigos, calentarte con el calor de la fogata, tomar chocolate caliente, en verano puedes ir a la playa con tus amigos o familia, hacer castillos de arena comer muchas comidas deliciosas, en primavera puedes ver los lindos colores de los árboles de cerezo, bueno aunque solo tienen un color, pero ese color se ve hermoso y en otoño puedes jugar con las hojas de los árboles que caen al suelo.-                                                         -Sí que te gusta mucho este mundo.- Dijo Edward –Si, ¿por qué? ¿A ti no te gusta?- Exclamó Angélica –No mucho.  Fue la respuesta de Edward      
-Y hacia dónde vamos.- Replicó Edward –A cualquier lugar donde nos lleve el destino.- respondió Angélica. En ese momento se abrió un portal frente a Angélica  – ¿Qué es eso?- Preguntó Edward  -Vamos, tengo mucho que contarte.- respondió Angélica y tomándole de la mano entraron los dos en el portal y al instante se cerró sin dejar un solo rastro de ellos.
Aparecieron en la misma ciudad, el mismo lugar, la misma hora
-¿Qué pasó?- preguntó Edward viendo a todos lados
-Toma esa página de papel periódico.- dijo Angélica señalando al suelo en dirección a la página, Entonces Edward la tomó y la leyó
-¿Qué pasa con ella?
-¿Ya viste la fecha?- Preguntó Angélica
-30 de octubre del año 2007, pero si hace unos segundos era 2015, ¿qué hiciste?- preguntó Edward
-¿No es obvio?- Preguntó Angélica –retrocedí el tiempo.- Continuó diciendo
-¿Para qué? Habló Edward
-Hay muchas cosas que tienes que saber.

De pronto Edward fue llevado por Angélica a un lugar que él no recordaba muy bien, era una escuela, se escuchaban las voces de los niños jugando, de pronto sonó el timbre y todos fueron a por sus mochilas, Angélica y Edward miraban como todo se quedaba vacío cuando los niños se iban ya a sus casas, de pronto quedó todo en silencio.
-¿Para qué hemos venido aquí?- preguntó Edward mientras veía a Angélica
-Shh Calla.- Dijo Angélica mientras le cubría a Edward la boca con la palma de la mano –Estamos aquí por algo.- dijo mientras lo tomó  y se fueron a esconder –Lo estamos esperando a él.- dijo mientras señalaba a un niño, no era como los otros, éste niño se veía triste, como si algo lo agobiara, llevaba su mochila y con la mirada baja caminaba muy despacio -¿quién es ese niño? ¿Qué tiene?- Preguntó Edward a Angélica –Tu solo mira.- respondió
Entonces  salieron unos compañeros de él, los típicos matones de la clase
-Miren quién está aquí.- Dijo uno de ellos mientras lo veía de arriba abajo y lo rodeaba
-Pero si es el nerd.- respondió otro –Oye cerebrito ¿para dónde vas?- preguntó uno de ellos
-¡A ustedes no les importa!- respondió aquel niño
-Mira, parece que al nerd le hace falta una buena golpiza.-
-¿vas a golpearme?- preguntó el niño
-¿por qué? ¿Vas a llorar? Todos los profesores ya se fueron, nadie podrá escucharte gritar.-
- Son ustedes los que van a gritar para pedir ayuda.
En ese momento el ambiente comenzó a cambiar, la brisa se volvió hostil, la mirada de aquel niño comenzó a cambiar, ya no era aquella mirada de inocencia, sino una mirada de odio, una mirada de asesino, totalmente fría. –Mira, el nerd se enojó.- dijo uno de los matones en forma de burla, y le lanzó un puñetazo, el niño le detuvo la mano con una fuerza que no parecía ser la de un niño, Edward se asombró mucho al ver eso, pero Angélica ni siquiera se inmutó -¿qué está pasando?- preguntó Edward un poco asustado -¿quién es ese niño?- continuó diciendo a lo que angélica se limitó a responder –Tenemos que irnos, luego sabrás quien es él.-  Abrió de nuevo el portal –vamos rápido y no mires hacia atrás.- dijo angélica, pero Edward no hizo caso a lo que Angélica le dijo y volteó la mirada, y vio como los niños  eran cruelmente asesinados por el niño que parecía muy calmado Edward quedó muy impactado, -Te lo advertí.- habló Angélica.
Todo lo que pasaba le parecía muy raro a Edward, todavía no sabía para que Angélica lo había llevado a ese lugar y cuando le preguntaba solo  le respondía: Hay algo que debes saber.


jueves, 13 de agosto de 2015

Angel o demonio Prólogo







-Por fin he terminado, ha sido un día de clase muy cansado.- pensó para sí mismo Edward mientras caminaba hacia su casa mientras que el sol del atardecer anunciaba que la noche estaba cerca, de pronto en lo más alto de la sombra  de  un edificio vio una silueta de pie, volteó rápidamente y vio ahí una chica, la cual parecía que iba a saltar.
-Tengo dos opciones.- pensó Edward -irme sin más y dejar que haga lo que quiera o ir hacia donde está ella y convencerla para que no salte.
Por su forma de pensar y ser no me hubiera extrañado que se fuera por la primera opción, pero por alguna razón tomó la segunda. Corrió hacia el edificio subió rápidamente las escaleras porque no quedó tiempo de llamar al elevador, a pesar que estaba cansado no se le dificultó llegar hasta donde estaba aquella chica
-¿qué estás haciendo?- gritó Edward mientras apoyaba sus manos en las rodillas para descansar
-no es algo que te importe.- fue su respuesta mientras que de sus ojos brotaban lágrimas cuál rio en invierno, lágrimas que bañaban sus mejillas
-déjame ayudarte.- Dijo Edward -nada es tan malo como para tomar esa decisión.- continuó diciendo
-tú que vas a saber acerca de lo que me pasa, no te metas en lo que no te llaman- dijo de una forma desagradecida y se dejó caer al vacío.

miércoles, 5 de agosto de 2015

La esperanza de un reencuentro Capítulo final: Solo la esperanza de un reencuentro


Capítulo 7
 Solo la esperanza de un reencuentro

-Han pasado casi dos años desde que Ethan se fue ¿cuándo acabará esto?.- Pemsó para sí misma Charlotte mientras preparaba un biberón -Ethan ¿Cuándo regresarás?.- preguntó
De pronto escuchó que alguien entrar tocaba la puerta -ya voy.- gritó Charlotte, tomó al bebé que tenía apenas un año le puso el biberón en la boca y fue a abrir la puerta mientras lo cargaba; su sorpresa cuando abrió, era Ethan -hola amor cuanto tiemp...- se detuvo -¿quién es ese niño?- Preguntó
Charlotte con lágrimas en los ojos respondió -Es tu hijo.-
-¡¿Mi hijo?!- preguntó Ethan emocionado con la noticia
-Si, cuando te fuiste estaba embarazada, pero aún no lo sabía.- Dijo Charlotte.
-y ¿cómo se llama?-
-Adivina.- Dijo Charlotte -tiene tu nombre.
-¿Me lo prestas? preguntó Ethan mientras le extendía los brazos y lágrimas rodaban por sus mejillas
-Se parece mucho a ti.- habló Charllote
-Pero tiene tus ojos.- Respondió Ethan
-Vamos pasa, te haré algo de comer.- Dijo Charlotte mientras invitaba a pasar a Ethan
De pronto aparecíó de la nada un tornado que se llevó todo a su paso y Ethan y el bebé desaparecieron, luego Charlotte se vio en un lugar desolado, catastrófico, veía cadaveres y una nube gigante a lo lejos en forma de hongo, no sabía que lo era o significaba, de pronto los cadaveres empezaron a moverse, y a caminar hacia Ella, entonces aterrorizada dió media vuelta y empezó a correr, intentó gritar y pedír ayuda, pero de su boca no salía ningun sonido, estaba muda por el miedo, de pronto sintíó que se fue en un hoyo, se puso todo oscuro y luego se vio cayendo desde una gran altura, vio nubes y un avión como si tubiera la bandera de Estados Unidos, de pronto el avión dejó caer una bomba, pero era muy grande, Charlotte cerró los ojos y apareció en otro lugar, un cementerio, vio ahí mucha gente vestida de negro llorando a alguien, se acercó a la lápida que rodeaban las personas y vio el nombre de Ethan, se echó a llorar desconsoladamente. Despertó con lágrimas en los ojos, vio el reloj y eran las 7 de la mañana, había tenido este sueño desde que Ethan murió, aunque habían pasado ya dos años de su muerte, la guerra de francia ya había terminado, pero otros países como Japón y Estados unidos seguían en guerra, Charlotte no sabía que significaba la nube en forma de hongo ni el avión con la bandera Américana que veía en su sueño, como era de costumbre fue a dejar a su pequeño hijo que ya tenía tres años donde sus abuelos y ella fue a comprar flores, se dirigió al cementerio, un campo enorme lleno de lápidas todas ordenadas en fila de los hombres que había muerto en batalla.
se dirigió a la lápida de Ethan que ya conocía de memoria y puso sobre ellas las flores
 -Mira, esta vez te traje gardenias, sé que te gustaban mucho, por cierto el pequeño Ethan te manda un abrazo, está creciendo muy rápido, cada día se parece más a tí.- dijo Charlotte con lágrimas en los ojos
-¿Sabes algo?.- preguntó Charlotte -fuiste muy egoista, te fuiste sin mí y prometiste jamás abandonarme, ya aunque pasaron ya dos años no te vas a librar de mi tan fácil.- Sacó un revolver de su pequeño bolso, -ya no puedo vivir sin tí, perdoname.- dijo mientras ponía el revolver en su boca y pensó -Sé feliz hijo mío.
apretó el gatillo que detonó la polvora en la bala...en el aire se escuchó el eco de un disparo y a lo lejos el cuerpo de Charlotte caer sin vida, cansada del existir, cansada de vivir sin su amor, de vivir sin Ethan...

Al final era todo lo que tenían, tan solo la esperanza de un reencuentro.....

El tiempo pasó, luego de ésta tragedia la guerra terminó después que Estados Unidos bombardeara a Japón en Iroshima y Nagasaki, el sueño que Charlotte tenía era una premunición de eso.

Las cosas no siempre terminan bien, para que la guerra terminara tuvieron que morir 246,000 personas en los bombardeos de Iroshima y Nagasaki, muriendo 166,000 en Hiroshima y 80,000 en Nagasaki

A lo largo de toda la guerra que duró desde 1939 hasta 1945 murieron entre 50 y 70 millones de victimas siendo así el conflicto más mortífero de toda la humanidad.






_____________________________________FIN__________________________________________

lunes, 3 de agosto de 2015

La esperanza de un reencuentro (capítulo 7)



Capítulo 7
Alexander.



Es difícil dar una definición de la lealtad, pero quizás nos acercaremos a ella si la llamamos el sentimiento que nos guía en presencia de una obligación no definida.
-Gilbert keith Chesterton-

Al día siguiente Ethan despertó en la misma cama de hospital, una pequeña radio encendida rompía el silencio en la habitación; ya se sentía mejor, aunque no dejaba de pensar en el sueño que había tenido, claro que para él solo había sido un mal sueño, de pronto entra el doctor con una libreta en la mano derecha mientras la izquierda la tenía dentro de la bolsa de la bata
-Oh, ya despertaste ¿cómo te sientes.
-Bien, ya me siento mejor
-me alegra escuchar eso, te haremos los ultimos examenes y podrás irte
-está bien
Y así fue, luego de dos horas Ethan ya estaba fuera del hospital, esperando el transporte que lo llevaria al cuartel.

Pasó el tiempo y la guerra iba disminuyendo, pero desde aquella ves Ethan seguía teniendo aquel sueño, lo atormentaba cada noche, pero eso no afectaba en su desempeño en batalla, tenía ciertas heridas de guerra, pero, pero no era nada en comparación con las personas que había visto morir a su lado.

Una ocasión Ethan había encontrado un perro era un pastorm Alemán algo irónico porque peleaban contra alemanes, estaba hambriento y le dió de comer, se hicieron amigos muy rápido y lo nombró Alexander, Ethan lo quería mucho, ya que luego de tantas muertes Alexander era su único amigo, pero una guerra es una guerra y no todo va bien siempre.
un día en batalla Alexander recibió un balazo en el costado, al ver esto Ethan corrió hacia donde estaba Alexander aún con vida, lo tomó en sus brazos y lágrimas empezaron a salir de sus ojos, el perro lo vió con una mirada que a Ethan le partia el alma, entonces levantó su cabeza hacia Ethan con la última fuerza que le quedaba, y le dió una amable lamida, justamente por donde iban bajando sus lágrimas como diciendo: -Amigo, no temas, mi labor aquí ya ha terminado sólo cuidate mucho, tienes una vida muy larga por delante, no llores, tuve el honor de conocerte, me cuidaste, me protegiste, me alimentaste y te estoy eternamente agradecido.

Alexander veía a Ethan, agitó su cola una última vez y luego murió, Ethan tomó al perro y se lo llevó a un campo lleno de flores y pasto, llevó una pala, puso el cuerpo del perro en el suelo y comenzó a cabar, pasaron 30 minutos y Ethan seguía cabando, hasta que por fin se detuvo, tomó el cuerpo del perroy con cuidado lo puso dentro, antes de enterrarlo dirigió unas palabras con lágrimas en los ojos -Querido Alexander, amigo fiel sin condiciones, fuiste una gran mascota, cuando estaba solo tu me acompañaste,  y estuviste ahí a mi lado, talvez no con una ametralladora dandome refuerzo, pero me dabas una razón para no rendirme, tenía a alguien a quién protejer, pero ahora te has ido, no puedo perdonarmelo, siempre fuiste mi amigo fiel, quiero decirte que nunca te voy a olvidar, que te quiero, y tu perdida me duele, pero tú ahora ya estás en un mejor lugar.- dicho esto empezó a echar tierra sobre Alexander, cortó algunas flores y las puso sobre la tumba, también improvisó una cruz y la puso sobre al tumba.

Esta  es una de las tantas histórias que podría relatar sobre Ethan, la perdida de Alexander fue algo muy duro para él, pero sabía que nada dura para siempre y eso lo sabía muy bien.

La esperanza de un reencuentro...